Cuando presenté mi examen profesional, en 1989, protesté trabajar para evitar el dolor y el sufrimiento innecesario en los animales.
Ofrecí también trabajar siempre en beneficio del ser humano y de mi país.
Hoy he leído el mensaje de una colega que nos recuerda el servicio a la nación, y bien dice que el trabajo veterinario ante la tragedia de Tabasco -donde aunada al desamparo en que quedan las personas, está la pérdida de vidas animales-, el país no sólo nos lo demanda, ¡nos lo exige!
Dice el juramento de ética veterinaria:"(...) juro que emplearé mis conocimientos y habilidades en beneficio de la sociedad, a través de la protección y cuidado de la salud de los animales, procurando siempre su bienestar y salvaguardando la salud pública (...)
Con orgullo veo que muchos médicos veterinarios mexicanos estamos, de acuerdo a nuestra capacidad, respondiendo a la contingencia y participamos de diferentes formas: con difusión, con ideas, con patrocinios, con horas/hombre, con conocimientos, para sacar adelante a los animales en beneficio del mismo hombre.
Me esforzaré en incrementar (...) la producción animal y en conservar los recursos naturales, evitando el deterioro ecológico.
(...)
Me conduciré con honradez, dignidad y prudencia, observando siempre los principios éticos, a fin de llevar con honor el título de Médico Veterinario Zootecnista que ahora recibo de la Universidad Nacional Autónoma de México."
Que cada quien haga su labor sin criticar a quien está trabajando.
Hay quienes se han apostado en centros de acopio para reunir medicamento y alimentos para las pequeñas especies.
Quienes están calculando el modo de poner en práctica conocimientos zootécnicos y producir a marchas forzadas forraje para alimentar al ganado sobreviviente.
Y quienes están cuantificando las pérdidas como profesionales autorizados para valuar el pago de seguros contratados para protección de la ganadería tabasqueña. Se habla de un seguro de cinco millones de pesos pagaderos al gobierno estatal para compensar las pérdidas y reactivar la economía ganadera.
Pero sobre todo, están aquellos que permanecen en las comunidades afectadas para prevenir epidemias y otros problemas de salud pública, y montan los cercos sanitarios que garanticen las mejores condiciones posibles para humanos y animales en desgracia.
Al final quedamos los que estamos difundiendo y haciendo consciencia de la importancia y la posible gravedad. Haciendo poco o mucho desde su lugar, habemos otros tantos.
Felicidades y muchas gracias a quienes están trabajando, en el cerco sanitario, y en medio de la tragedia.
MVZ Héctor M. García Caballero
jueves, 8 de noviembre de 2007
Que la nación os lo demande
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